TL;DR: El sueño de emprender choca a menudo con la dura realidad del fracaso. La idea romántica de que se puede escapar de un trabajo difícil creando una empresa es un mito peligroso. La verdadera disposición empresarial no se basa en la pasión o en una gran idea, sino en la capacidad demostrada de crear valor de forma independiente. La forma más segura y eficaz de poner esto a prueba es convertirse primero en un líder de alto impacto dentro de un negocio existente en el sector elegido, tratándolo como una "simulación empresarial" sin riesgos
Soy James, CEO de Mercury Technology Solutions.
El atractivo del espíritu empresarial es poderoso. Muchos, en momentos de frustración profesional, han soñado con ser su propio jefe, sin ataduras y viendo cómo se acumulaban los beneficios. La realidad, sin embargo, es que la inmensa mayoría de las nuevas empresas fracasan, a menudo llevándose por delante años de ahorros personales.
Esto plantea una cuestión fundamental: ¿hay alguna forma de saber si uno es apto para emprender antes de asumir el riesgo financiero que altera la vida?
Aunque muchos libros ofrecen vagas teorías sobre los "secretos" del éxito, creo que la respuesta es mucho más pragmática. El espíritu empresarial no es un billete de lotería. Es un conjunto específico de capacidades que, de hecho, pueden ponerse a prueba.
El prerrequisito fundacional: El mito del "visionario" frente a la realidad del "productor"
Muchos creen que hay dos tipos de personas: los que están hechos para ser empleados y los que han nacido para ser empresarios. Un consejo tóxico suele sugerir que si uno es infeliz o no tiene éxito como empleado, quizá su verdadera vocación sea ser jefe. Esto es fundamentalmente erróneo.
El requisito previo más importante para un fundador es la capacidad demostrada de crear valor de forma independiente de principio a fin.
Consideremos dos extremos:
- Una persona que puede, por sí sola, comprar harina, utilizar un horno y vender cada día suficientes tortitas para ganarse la vida. Esta persona, aunque su negocio sea pequeño, es un verdadero empresario. Controla toda una cadena de valor, aunque sea sencilla.
- Un director regional de altos vuelos en una empresa de Fortune 500 con un salario de siete cifras. Esta persona puede ser un empleado excepcional, pero si sólo es responsable de un eslabón de una enorme cadena corporativa y no puede generar un solo dólar de ingresos fuera de ese sistema, no es un empresario. Emprender su propio negocio le llevaría probablemente a un rápido fracaso.
¿Por qué es tan importante esta distinción? Porque un fundador es responsable de todo el sistema. Todos los empleados dependen de la visión del fundador y de su capacidad para generar ingresos. Si tú, como fundador, no sabes cómo ganar dinero, contratar a más gente sólo acelerará tus pérdidas.
Las historias reales de los titanes tecnológicos de hoy lo confirman. Antes de ser famosos, individuos como Liu Qiangdong, de JD.com, y Jack Ma, de Alibaba, demostraron una capacidad casi sobrenatural, preternatural, para generar ingresos significativos a través de su propio ingenio y habilidades individuales, mucho antes de contar con grandes equipos o capital riesgo. Primero demostraron su capacidad para crear valor de forma independiente.
El imperativo de la polivalencia: Hay que saber barrer el suelo
A menos que cuente con el lujo de una importante financiación familiar, un fundador en fase inicial debe ser un polímata, capaz de desempeñar casi todas las funciones de la empresa. Ventas, marketing, desarrollo de productos, atención al cliente y, sí, incluso barrer el suelo. La idea de que un fundador puede simplemente tener una visión y contratar a otros para ejecutarla es una fantasía.
Un error muy común es citar a figuras históricas como el emperador Liu Bang, quien famosamente dijo que era inferior a sus grandes estrategas y generales, pero se convirtió en emperador porque sabía cómo utilizarlos. Esta analogía es profundamente errónea. Sus asesores más famosos, Zhang Liang y Han Xin, se unieron a él sólo después de que, gracias a sus propias capacidades polifacéticas, ya hubiera construido una empresa formidable con miles de hombres bajo su mando. Se sintieron atraídos por un éxito probado, no por una idea en una servilleta.
La prueba de fuego definitiva: Una simulación empresarial sin riesgos
Entonces, ¿cómo puedes poner a prueba tu capacidad empresarial sin apostar los ahorros de toda tu vida? La respuesta es hacer una simulación en la que el riesgo lo asuma otra persona. He aquí un marco práctico y de bajo coste, con el ejemplo de abrir una tienda de té con leche:
- Paso 1: Conviértete en aprendiz. Antes de pensar siquiera en redactar un plan de negocio, ve a buscar trabajo en una tienda de té con leche que tenga éxito. Trabaja en primera línea. Aprende todos los aspectos de la operación, desde la cadena de suministro y el servicio al cliente hasta la gestión diaria del flujo de caja.
- Paso 2: Conviértete en un líder de alto impacto. Una vez que domines los conceptos básicos, tu siguiente objetivo es que te contraten como gerente de tienda en otra tienda de té con leche. Esta es su prueba crítica. Si, tras numerosos intentos, no consigue convencer a ningún propietario para que le confíe esta responsabilidad, habrá recibido una valiosa información del mercado que le indicará que aún no está preparado.
- Paso 3: Pon en marcha tu "startup sin riesgos" Si consigues convertirte en gerente, ya tienes la simulación empresarial perfecta. El capital y el riesgo final pertenecen al propietario, pero la responsabilidad operativa es suya. De hecho, usted dirige su propia empresa. Su tarea consiste en aplicar todo lo que tiene para mejorar de forma demostrable su rendimiento.
- Paso 4: Graduado a Fundador. Si usted puede tomar una unidad de negocio existente y aumentar significativamente sus ingresos, mejorar su eficiencia y construir un equipo exitoso, usted ha demostrado empíricamente sus capacidades empresariales. En este punto, la única diferencia que queda entre usted y el propietario es el capital inicial. Ya no está apostando; se está preparando para ejecutar un modelo que ya domina.
Conclusión: De alto rendimiento a fundador
Este principio se aplica a cualquier sector. Antes de crear tu propia empresa de software, conviértete en un director de producto o en un jefe de ingeniería indispensable en otra empresa de éxito. Antes de lanzar tu propia agencia de marketing, conviértete en el director de marketing más eficaz que haya visto tu empresa.
Emprender no es escapar de los rigores de un trabajo exigente; es graduarse en un orden de magnitud de mayor dificultad y responsabilidad. El camino más fiable y menos arriesgado para convertirse en un fundador de éxito es demostrar primero que se es un líder excepcional y de gran impacto. Primero, demuestre que puede gestionar la "tienda" Entonces, y sólo entonces, podrá empezar a pensar en construir el imperio.