TL;DR: La reciente alianza entre Anthropic (Claude) y Google Cloud, que da acceso a las TPU de Google, es más que una asociación: es la primera fisura visible en el monopolio informático de NVIDIA. La mayoría de las empresas de IA están atrapadas en la "trampa del revendedor de computación", sacrificando todos los beneficios a NVIDIA por el privilegio de existir. Google es la única excepción, ya que opera como "Compute OEM" a través de una pila magistralmente integrada (TPU, nube, modelos, plataformas, datos). Esta ventaja estructural coloca a OpenAI y Microsoft en una posición precaria, obligándoles a reevaluar un modelo de negocio construido sobre una cadena de suministro financieramente distorsionada e insostenible. La verdadera burbuja de la IA no tiene que ver con la adopción por parte de los usuarios, sino con este riesgo financiero sistémico.
Soy James, CEO de Mercury Technology Solutions.
Esta semana, Anthropic, los creadores de Claude, anunciaron formalmente una profunda alianza con Google Cloud, obteniendo acceso a una flota masiva de hasta un millón de TPU de Google. A primera vista, se trata de una alianza estándar en la nube. Estratégicamente, sin embargo, representa la primera grieta significativa en la fortaleza aparentemente impenetrable del reino de chips de IA de NVIDIA.
Para comprender la gravedad de esto, primero debemos entender la realidad económica fundamental, a menudo tácita, de la industria de la IA: un concepto que yo llamo la "trampa del revendedor informático"
La trampa del distribuidor informático: el mundo de NVIDIA
En esencia, casi todas las empresas de IA -desde las nuevas y ágiles empresas hasta los gigantes como OpenAI- no son más que revendedores de computación para NVIDIA. Se ven obligadas a sacrificar todos sus márgenes y, a menudo, a endeudarse de forma masiva, simplemente para comprar los chips de IA necesarios para ejecutar sus modelos. Su modelo de negocio es una transferencia directa de ingresos y capital de inversión a NVIDIA.
Hay una, y sólo una, gran excepción a esta regla: Google.
Gracias a su inversión a largo plazo en silicio TPU personalizado y a un ecosistema integrado verticalmente, Google ha sorteado con éxito esta trampa. No es un revendedor, es un "fabricante de equipos originales (OEM) de computación". Su cadena de suministro es de diseño propio, en colaboración con Broadcom y TSMC.
La estrategia completa de Google para evitar la trampa del revendedor es brutalmente clara y eficaz:
- Silicio personalizado: Sin "impuesto NVIDIA"
- Nube propia: Sin márgenes de intermediación en la nube.
- Modelos nativos: Todos sus modelos principales están entrenados y optimizados en TPUs.
- Plataformas masivas: Distribución sin precedentes a más de 2.000 millones de usuarios.
- Datos inigualables: Los datos fundacionales de Search, YouTube y Maps.
Esta ventaja estructural está creando profundos dilemas a sus competidores. OpenAI, por el contrario, está atrapada en una compleja y costosa red de dependencias, obligada a comprar computación a NVIDIA, Microsoft Azure, Oracle, CoreWeave e incluso Google Cloud. Su trayectoria prevista de gasto estimado de 115.000 millones de dólares para 2029 sin una línea clara de rentabilidad es un síntoma directo de esta trampa.
La incómoda posición de Microsoft y un astuto juicio estratégico
Esto coloca a Microsoft en una posición increíblemente incómoda. La demanda de computación de OpenAI es insaciable y ya ha expresado su frustración por la velocidad de despliegue de la infraestructura de Microsoft. Sin embargo, la directora financiera de Microsoft, Amy Hood, ha expresado su preocupación legítima de que seguir construyendo servidores de IA a esta escala puede ser un esfuerzo financieramente ruinoso sin un camino claro hacia el retorno de la inversión.
Y lo que es más grave, si el mercado de la IA cambia o los planes de inversión circular de OpenAI fracasan, Microsoft se expondría inmediatamente a un riesgo financiero catastrófico.
Por lo tanto, la decisión de Amy Hood de pisar el freno y animar a OpenAI a buscar apoyo en otra parte no fue un signo de debilidad; fue uno de los juicios estratégicos más astutos realizados en la guerra de la IA hasta el momento. El verdadero objetivo a largo plazo de Microsoft no es ser el banco de OpenAI, sino emular el modelo de pila completa de Google. El desarrollo acelerado de su propio chip de IA, Maia, es una clara señal de que entiende la necesidad urgente de reducir su propia dependencia de NVIDIA y escapar de la trampa del revendedor antes de que sea demasiado tarde.
Perspectivas estratégicas: Un campo de batalla cambiante
Entonces, ¿dónde quedan los principales actores?
- NVIDIA: Sigue reinando por ahora. Su foso de software CUDA es formidable y no se erosionará de la noche a la mañana. Sin embargo, la amenaza estratégica del ecosistema TPU de Google es innegable y cada vez mayor.
- Google: El éxito del próximo Gemini 3 será el detonante. Si Google logra una clara ventaja en la capa de software, sin duda presionará con una fuerza abrumadora su ventaja en hardware. En ese momento, la TPU se convertirá en el centro absoluto del universo estratégico de Google.
- TSMC: Como maestro traficante de armas en esta guerra, TSMC gana pase lo que pase. Un conflicto estratégico directo entre la TPU de Google y NVIDIA significará una competencia aún más feroz por la capacidad de chips avanzados de TSMC.
Los actores más precarios son, sin lugar a dudas, los "revendedores informáticos" en sentido descendente, atrapados en el ciclo de las inversiones circulares.
Conclusiones: La verdadera burbuja de la IA
Cuando hablamos del riesgo de una "burbuja de IA", la conversación suele estar mal enfocada. El mayor riesgo no es que las leyes de escalado se topen con un muro, que los consumidores no tengan una necesidad real de IA o que decidamos colectivamente que no nos gusta Sam Altman.
El verdadero riesgo sistémico es la estructura de costes y beneficios grotescamente distorsionada de toda la industria de la IA. El castillo de naipes financiero que se está construyendo rápidamente sobre estos cimientos es la verdadera burbuja. Las empresas que han escapado a la trampa del revendedor informático serán las que queden en pie cuando inevitablemente se corrija.