La cinta de correr en el despacho de la esquina: Por qué "predicar con el ejemplo" de un líder es la peor forma de impulsar la adopción de la IA

TL;DR: Una omnipresente "ansiedad por la IA" se está apoderando del mundo corporativo, dando lugar a una paradoja: una inversión masiva en herramientas de IA con una adopción casi nula. El problema no es la tecnología, sino un fallo de liderazgo. Este artículo deconstruye la "fricción emocional" que mata la transformación y argumenta que el tradicional y pasivo "predicar con el ejemplo" es una solución insuficiente. La única forma de tener éxito es que los líderes pasen de ser "gestores" a "usuarios jefe", rediseñando activamente el sistema operativo de la organización, exigiendo la interacción con la IA e integrando su uso directamente en las métricas de rendimiento.

Soy James, CEO de Mercury Technology Solutions. 29 de octubre de 2025

En las salas de juntas y despachos de todo el mundo se está produciendo una crisis silenciosa. Es la crisis de las cintas de correr caras y polvorientas.

Las empresas gastan millones en sofisticados sistemas de IA, convencidas de que están comprando un billete para el futuro. Sin embargo, cuando hablo con mis colegas, la historia es siempre la misma: un lanzamiento espectacular, unos pocos usuarios entusiastas y luego... silencio. El potente motor de IA, destinado a revolucionar su negocio, permanece inactivo. El retorno de la inversión es un fantasma.

No se trata de un fallo tecnológico. Es un profundo fallo de liderazgo y una incomprensión de la dinámica humana del cambio. La brutal verdad es que, cuando se trata de la transformación de la IA, el clásico consejo de liderazgo de simplemente "predicar con el ejemplo" es la estrategia más ineficaz que se puede desplegar.

Deconstruir la "fricción emocional" que acaba con la transformación

Cualquier cambio organizativo supone un desafío a la inercia. La adopción de la IA es un reto especialmente potente porque toca nuestras ansiedades más profundas sobre la competencia y la relevancia. En un reciente evento de Google AI Labs se debatió un potente marco para la gestión del cambio, que diagnostica a la perfección por qué fracasan estas iniciativas.

El marco identifica cinco elementos clave necesarios para el éxito de la transformación: Visión, Habilidades, Incentivos, Recursos y un Plan de Acción. Y lo que es más importante, predice la emoción negativa precisa que surge cuando falta alguno de los elementos:

  1. Sin Visión lleva a Confusión. (Los empleados no saben por qué están haciendo esto)
  2. Sin Habilidades conduce a Ansiedad. (Los empleados sienten que no pueden seguir el ritmo o que serán reemplazados.)
  3. Sin incentivos conduce a la Resistencia. (Los empleados preguntan: "¿Qué gano yo?")
  4. Sin recursos conduce a la Frustración. (Se pide a los empleados que realicen un nuevo trabajo sin las herramientas adecuadas)
  5. Sin Plan de Acción conduce a Inicios Falsos. (Todo el mundo conoce el objetivo, pero nadie sabe por dónde empezar)

La mayoría de las empresas proporcionan la visión ("¡Seremos una empresa que dará prioridad a la IA!"), los recursos (la costosa cinta de correr) y un vago plan de acción ("¡Todo el mundo debería utilizarla!"). Pero fracasan totalmente en las habilidades y los incentivos, creando una tormenta perfecta de ansiedad y resistencia.

La cinta de correr del director general: Cuando la "adopción" es sólo decoración

Aquí es donde entra en juego la "paradoja de la cinta de correr". Comprar un sistema de IA es como comprar una cinta de correr. Tienes las mejores intenciones, pero sin una cultura y disciplina de uso, se convierte rápidamente en un mueble que acumula polvo.

La versión más fatal de esta paradoja se da cuando el director general que ordenó la iniciativa de fitness en toda la empresa nunca se sube él mismo a la cinta de correr.

El núcleo de una transformación fallida de la IA es casi siempre un problema de cultura y procesos, y el mayor cuello de botella es el propio equipo directivo. Cuando los líderes no entienden ni utilizan personalmente la IA, son incapaces de identificar los puntos de apalancamiento correctos para ella dentro de los flujos de trabajo de la organización. Y lo que es más importante, no pueden convencer auténticamente a sus equipos de por qué deben soportar el dolor, la ansiedad y la frustración iniciales del cambio.

El "predicar con el ejemplo" pasivo -mencionar la IA en un ayuntamiento o hacer que un ayudante genere un discurso- no sirve para nada. Es una actuación, no una práctica.

De gestor a "usuario jefe": Un nuevo mandato de liderazgo

Si la inacción de un líder es el mayor cuello de botella, la solución es brutalmente clara: los líderes deben evolucionar de ser gestores de personas a ser "Usuarios Jefes" de la nueva tecnología. Esto no es una sugerencia; es un imperativo. Requiere dos acciones disruptivas y no negociables.

1. Mandato por defecto: "¿Preguntó primero a la IA?"

En primer lugar, los líderes deben romper pública y decididamente el miedo de sus empleados a la IA. Los dos mayores temores tácitos son: "¿Sabrá mi jefe que he utilizado IA?" y "Si termino mi trabajo más rápido con IA, ¿simplemente me darán más trabajo?"

La solución es establecer un nuevo principio organizativo, defendido desde lo más alto: "Antes de preguntar a un compañero o a tu jefe, debes preguntar a la IA"

Esta sencilla directiva es un potente catalizador cultural. Envía un mensaje inequívoco: la empresa no sólo alienta, sino que obliga a utilizar la IA. La IA deja de ser una amenaza potencial y se convierte en una herramienta obligatoria, disolviendo al instante el miedo y el estigma.

2. Vincular el uso de la IA directamente al rendimiento

Para superar la inercia organizativa, el cambio debe estar vinculado a lo que se mide. La forma más agresiva y eficaz de hacerlo es integrar el uso de la IA directamente en los KPI y las revisiones de rendimiento.

Cuando el uso de la IA deja de ser un "detalle" para convertirse en un "requisito" para una evaluación positiva del rendimiento, deja de ser una novedad y se convierte en una competencia básica.

Como líder, esto requiere que realmente dirijas desde el frente. Personalmente, ahora dedico tiempo a elaborar indicaciones detalladas, de varios miles de palabras, que introducen nuestros datos estratégicos básicos -finanzas, planes de personal, métricas de producto, estrategia internacional- en nuestros modelos de IA para generar borradores de nuestros planes anuales. Es la forma definitiva de predicar con el ejemplo. Demuestra que la IA no es sólo una herramienta de eficiencia para el personal subalterno; es un sistema de apoyo a la toma de decisiones estratégicas para la alta dirección.

Conclusiones: Redefinir el futuro del talento

Cuando la IA impregna todos los niveles de la organización, desde la ejecución táctica hasta la planificación estratégica, deja de ser una simple cinta de correr en un rincón. Se convierte en el nuevo sistema operativo de toda la empresa.

Esta transformación nos obliga a redefinir lo que valoramos en nuestra gente. Las habilidades más críticas del futuro son, irónicamente, las más tradicionales: la capacidad de escuchar, hablar, leer y escribir con profunda claridad. Tu valor ya no estará en tener la respuesta, sino en tu capacidad para hacer una pregunta precisa y describir con claridad el contexto necesario para ordenar a la IA que produzca un resultado de primera clase.

El fracaso de la adopción de la IA es un fracaso del liderazgo, no de la tecnología. La solución no es comprar otra herramienta, sino que los líderes se conviertan en "usuarios jefe" y, al hacerlo, rediseñen la propia cultura de su organización de arriba abajo.

Soluciones tecnológicas Mercury. Acelerar la digitalidad.

La cinta de correr en el despacho de la esquina: Por qué "predicar con el ejemplo" de un líder es la peor forma de impulsar la adopción de la IA
James Huang 24 de noviembre de 2025
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